[2][3] Tras la reconquista bizantina de Creta en el 960-961, campaña en la que los fatimíes, limitados por la tregua que habían pactado con el Imperio y la lejanía de la isla a sus dominios, fueron incapaces o reacios a participar,[4][5] estos centraron su atención en Sicilia, donde decidieron reducir las fortificaciones todavía en poder de los bizantinos: Taormina, los castillos del Val Demone y Val di Noto, y Rometta.
[7][8][9] Después de su derrota ante Rometta, los restos del ejército bizantino tuvieron que replegarse a Mesina.
Desde allá, Nicetas intentó cruzar el estrecho de Mesina y pasar a la península itálica, pero fue interceptado por la flota fatimí mandada por Ahmad al-Kalbi.
Según Heinz Halm, los musulmanes: «se sumergían y nadaban hasta los barcos enemigos, a cuyos timones ataban maromas, por las que hacían deslizar contra las popas vasijas con fuego griego».
Las dos partes estaban dispuestas a alcanzar un acuerdo, pues ambas tenían asuntos pendientes en otros lugares: Focas estaba concentrado en las guerras con los hamdanidas y la conquista de Cilicia, y los fatimíes preparaban la invasión de Egipto.