Batalla de Santiago (1957)

Ante esta situación, el gobierno contrata la Misión Klein-Saks, la cual propuso que se adoptaran medidas de corte más liberal, en abierto contraste con la política proteccionista establecida hasta entonces.[1]​[9]​ Al caer la noche del día 2, el general Gamboa informó que la jornada había dejado 16 muertos y cerca de 5000 heridos.En esos momentos trabajaban en ella veinte operarios y el redactor de turno, periodista Elmo Catalán Avilés.Días después, el Gobierno fue investido de facultades extraordinarias por parte del Congreso, lo que le permite detener y relegar a dirigentes opositores.Asimismo, significó el punto de partida para que partidos como el socialista abandonaran la política conciliadora y unificadora que lo ubicaba dentro de la centroizquierda del espectro político haciéndolo girar hacia una postura más confrontacional y radicalizada, acercándose al Partido Comunista y al marxismo, con el que había tenido fuertes divergencias en el pasado incluso catalogable de rivalidad.