El general Nikolái Yudénich (Николай Николаевич Юденич) aprovechó la oportunidad para contraatacar desde el oeste con 20.000 unidades de refuerzo de cosacos para rodearlos.
[3] En las siguientes batallas entre el 5 y 8 de agosto, los otomanos se retiraron hacia el sur con las tropas dispersas en unos 32 kilómetros, pero los rusos consiguieron únicamente una victoria parcial.
Los otomanos perdieron algunos cañones, muchas provisiones, 10.000 hombres entre muertos y heridos, y 6.000 se convirtieron en prisioneros.
[3] A pesar de que la batalla no fue decisiva y la situación cambió poco, los rusos la percibieron como una victoria, y se impulsó la moral nacional rusa.
Esta pequeña victoria proporcionó un respiro a las continuas pérdidas en el frente oriental.