Comenzó entonces una agria disputa entre los dos contingentes que culminó con un disparo al aire.
Los rumanos creyeron que el disparo lo había hecho un francotirador turco[cita requerida] y comenzaron a gritar "¡Turcii!
En un intento por imponer orden, los oficiales austríacos entraron en escena y comenzaron a gritar "¡Halt!
Creyendo sin duda que eran los turcos, los artilleros abrieron fuego contra los jinetes.
Durante ésta el caballo del emperador se espantó y José II acabó en un charco de lodo.