Batalla de Halbe

El IX Ejército utilizó los 31 tanques que le quedaban para encabezar la caravana que iba a abrirse paso rápidamente, intentando no dar tiempo a los soviéticos de detenerlos.

Muchos alemanes consiguieron cruzar antes de que estallara la batalla, pero otros tuvieron que cruzar abriéndose paso bajo fuerte artillería y ataques aéreos, y otros quedaron atrapados.

Toda esa noche y el día siguiente los alemanes entablaron combates para romper el cerco soviético cerca de la aldea de Halbe, pero si bien lograron escapar algunos soldados, no hubo evacuación masiva.

Las tropas alemanas evacuaron la zona junto con los civiles en varios intentos de ruptura.

Después de pasar días sin dormir y cruzar a nado ríos helados, Busse y sus hombres lograron reunirse con el XII Ejército de Wenck, completamente agotados, algunos se desmayaron.

Sin embargo, la marcha estaba lejos de concluir, ya que tuvieron que continuar inmediatamente la retirada junto a las tropas de Wenck el mismo 28 de abril, porque los soviéticos les pisaban los talones, y no pudieron parar hasta que establecieron contacto con los norteamericanos dos días después.

Tal como lo supuso Busse, el hecho de haber escapado más de 25 000 soldados y miles de civiles al cerco soviético es una hazaña, y Busse y Wenck fueron recordados por numerosos soldados como los generales que salvaron muchas vidas al desobedecer a Hitler, si bien hubieran podido salvar muchas más si lo hubieran hecho unos días antes.