Para permitir a los escoceses presentar sus demandas de reparación se convocó un parlamento.
Los hombres del gobernador avanzaron cuatro millas desde el castillo hasta que encontraron a los escoceses.
Mientras los oficiales discutían, un veterano urgió al gobernador a proceder con el parlamento.
Las fuerzas inglesas estaban consternadas, y aunque los refuerzos (incluidos los enfermos) salieron del castillo e impidieron una masacre, el número de bajas en el lado inglés llegó a 180 con 30 o 40 heridos.
La derrota inglesa se debió en parte a la falta de pólvora, pero no hay excusa posible ante la incompetencia demostrada por el gobernador.