Tras haber basculado entre los diversos partidos, aceptó finalmente prestar juramento a Carlos el Calvo en enero del año 841.
Ante la agresión sufrida, Nominoé se consideró liberado del juramento de fidelidad que había prestado a los carolingios.
Los efectivos que combatieron en cada campo nos son poco conocidos; en cualquier caso, la hueste real ya no podía estar al completo en el mes de noviembre y, atendiendo a la improvisación que presidió su acción militar, los francos debían ser poco numerosos, alrededor de 3.000 hombres (5 o 6 condados), muy posiblemente menos todavía.
La estimación de su número resulta todavía más aventurada por lo que respecta a los bretones, cuyo ejército en esa época se cree estaba formado únicamente por caballería ligera, y que sin duda disponía de menos efectivos todavía.
Una vez allí, concluyó un tratado repleto de juramentos con Nominoé, cuyas cláusulas exactas nos son hoy en día igualmente desconocidas.