La basterna era una especie de litera que se empezó a emplear en tiempos del Imperio romano.
Según Isaac Casaubon, se diferenciaba de la lectica en que ésta era transportada por esclavos, mientras que la basterna era transportada por dos mulas enganchadas a las varas (amites), una delante y otra detrás.
Según una descripción publicada por un poeta anónimo en una antología latina, el interior se llamaba cávea (‘cueva, jaula’), y tenía una cama o un colchón suave.
[3] Claude Saumaise (1588-1653) propone que la palabra latina derivaba del griego βαστάζω.
Otros dicen que la basterna era una especie de carroza arrastrada por bueyes (para darle un movimiento más suave).