Salinas estableció en Miami y más tarde se trasladó a Barcelona, donde estudió junto a artistas Joan Miró y Antoni Tàpies.
Aunque la arquitectura informó a sus primeros trabajos, poco a poco se trasladó hacia una expresión puramente abstracta.
Su obra se asemeja a cuadros de espacio, donde el color es más importante que la forma y la misma se convierte en un tema principal.
Hay rastros, también, de las tradiciones judías, pero haber nacido en Cuba ha hecho su impacto.
Él nunca dejará de ser cubano.