Destaca por su obra poética, de corte clasicista, y por ser uno de los iniciadores del teatro clásico español, adscribiéndose a la escuela renacentista de fines del siglo XVI, con sus dos tragedias conservadas Isabela y Alejandra, escritas en su juventud.
Pero tras eso confesaros quiero que es tanta la beldad de su mentira, que en vano a competir con ella aspira belleza igual de rostro verdadero.
Otros editores modernos han atribuido el poema a Bartolomé, basándose en la capacidad de sátira y en el tono desengañado, pero lo cierto es que Lupercio ofrece entre sus poemas muchos ejemplos de invectivas epigramáticas, siguiendo el modelo clásico de Marcial, como el titulado «Esos cabellos en tu frente enjertos».
En la plaza de San Pedro Nolasco de Zaragoza existe un monumento conmemorativo dedicado a los dos hermanos Argensola, realizado por José Bueno Gimeno en 1922.
En Barbastro, su ciudad natal, existe en la actualidad un instituto, una calle y su vivienda, ahora usada como biblioteca municipal.