Aparece en muchos textos utilizados como lectura complementaria en los colegios, e incluso el nombre de Bartolo Lara se ha convertido en un término coloquial en Chile y en la Argentina, para denominar a una persona floja o perezosa.
[1] Todo comienza cuando Bartolo Lara, roto que vive en el sur de Chile (a veces representado como un campesino), deja sus escasos bienes materiales y decide, desesperado por la falta de dinero, invocar al diablo.
El diablo le pregunta cuándo quiere que se lo lleve, y Bartolo responde "mañana mismo".
El diablo, extrañado porque usualmente la gente desea varios años para disfrutar lo que pidieron, acepta el trato, pero le da un día.
Hecho el trato, Bartolo disfruta de su dinero durante el resto del día, y en la mañana parte para juntarse con el diablo.