Las tembetas, según los primeros estudios de Fernández, tienen su origen en el Planalto brasilero y llegaron a esta zona a través del contacto con las comunidades indígenas guaraní, tupi-guaraní y chiriguanos.
Debían un agujero con un palito de manera que pudieran colocar el tembetá.
Se rezaba mientras duraba esta ceremonia para pedir que el tembetá protegiera a su dueño de la muerte.
Los molles se destacaban por ocupar este singular adorno en su labio inferior.
El Tembetá significa protección contra la acción negativa de los "dueños de la naturaleza"; es también el adorno ritual de las "almas que viajan hacia la tierra del más allá" Todas las tribus culturalmente neolíticas y racialmente amazónides siempre manifestaban un profundo desprecio por los pueblos "que no usaban el labrete".