Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra

En aquel momento se contaba con el Teatro Gayarre, pero su patio de butacas era insuficiente, y no permitía llevar a cabo óperas ni grandes espectáculos que la ciudad requería.

Este concurso fue ganado por el estudio del arquitecto navarro Francisco Mangado, que tendría la posibilidad de construir su primer gran edificio.

Se decidió integrar este baluarte en el diseño, dándole nombre al edificio, Baluarte, y generando una nueva sala de exposiciones que contendría los restos y que se llamaría «sala de la Muralla».

La organización interior es sencilla: la sala principal ocupa toda un ala, junto con unos grandes pasillos perimetrales que la rodean.

El edificio completo está revestido por placas de cuarcita traídas desde Zimbabue, que aportan una apariencia muy masiva y soportan bien la contaminación propia al tráfico próximo.

[3]​ En 2007 se alcanzó el equilibrio entre gastos e ingresos, resultando un pequeño superávit de 276 000 € para la Fundación Baluarte.

Baluarte cuenta con una fachada ventilada; su revestimiento exterior es un aplacado de piedra, concretamente una cuarcita gris traída desde Zimbabue.

El revestimiento exterior vino condicionado, según el arquitecto Mangado, por la enorme contaminación consecuencia del tráfico de la avenida del Ejército, aneja al edificio, de forma que se buscó un material que soportase esta contaminación y no requiriese demasiado mantenimiento.

La plaza del Baluarte, el espacio al cual se abre el edificio, cuenta desde su construcción con una pavimentación de adoquín sin pulir.

Actualmente la plaza cuenta con una pavimentación en un 40 % del adoquín original, y en un 60 % de una losa lisa más funcional.

Vista panorámica de Baluarte.
Situación de Baluarte en Pamplona.
Sala sinfónica para 1 568 personas.
Vestíbulo principal de entrada.
Plaza del Baluarte al atardecer.