Se asegura que antiguamente, por dicho sitio, tenía su cauce y llevaba sus corrientes el río Ebro que le presta su nombre.
El barrio se diseña como una comunidad que integra en su forma los aspectos funcionales físicos que favorezcan la relación y convivencia de los habitantes.
[5][6] Vecinos del barrio que llegaron en 1968 a vivir a Balsas de Ebro Viejo, en febrero de 2020 desean continuar viviendo aquí y necesitan reformar sus viviendas.
La falta de ascensores hace que muchos vecinos se mudaran a otros edificios que les facilite el acceso a su vivienda cuando envejecen.
El barrio comenzó entonces con un proceso de rehabilitación y regeneración urbana para acondicionar sus viviendas a nuevos estándar de habitabilidad (arquitectura) y accesibilidad.