[2] El fenómeno se registró principalmente por la actividad urbanística llevada a cabo en el municipio de Calviá, donde literalmente se construyó sobre la misma orilla del mar, dando lugar a la creación de complejos turísticos como Magaluf, Palmanova y Santa Ponsa, a cambio de la destrucción del paisaje y el litoral.
[3] En 2007, una campaña ecológica llevada a cabo por las organizaciones Ecologistas en Acción y GOB, llamada Banderas Negras, denunciaba que el litoral mediterráneo es el más degradado de España, por encima del cantábrico y el canario, y que el máximo exponente de degradación en las Baleares lo sustenta el municipio de Calviá, debido a la explotación insostenible de sus recursos naturales.
Hasta la llegada del turismo de masas Calviá no era un municipio importante, pues tan sólo contaba con 2.200 habitantes en 1950.
En 1936 tan sólo disponía de tres establecimientos turísticos, llegando a ampliarse esta oferta por los 13 que ofrecía ya en 1955.
Sin embargo, hacia 1960, esta oferta se disparó, llegando a contar en esas fechas con 6.800 camas distribuidas entre 112 alojamientos.