Ayo Locucio
Ayo Locucio (en latín Aius Locutius o Aius Loquens) fue una deidad romana asociada a la invasión gala de Roma en el año 390 a. C. Según la leyenda, un plebeyo romano llamado Marco Cedicio oyó de noche una voz sobrenatural que emanaba de la arboleda sagrada de Vesta, al pie de la colina palatina.[1] Sin embargo, debido a la humilde condición del mensajero, la advertencia fue ignorada[2] y los galos tomaron e incendiaron toda Roma salvo el Capitolio que, según la historiografía romana, resistió.Una vez que los galos fueron derrotados, el senado construyó un templo y un altar[3][4] (conocido como Ara Aius Locutius o Ara Saepta) para ganarse el favor de la deidad desconocida que había hecho la advertencia en el mismo lugar donde Cedicio había oído la voz.También podían enviar señales de fortuna a sus protegidos o hablar en privado con ellos en sueños.En cambio, Ayo Locucio dio instrucciones claras y urgentes de una manera directa.