[1] El movimiento se inició profesionalmente en 1995, aunque sus pioneros empiezan a tocar en bares de la ciudad en 1994, logrando llamar la atención y renombre en la sociedad.
La Última de Lucas, integrada por jóvenes que no rebasaban los veinte años pero contaban con talentosos músicos en su alineación, fue la primera banda regiomontana en firmar un contrato discográfico.
Las diferentes agrupaciones no cedieron y continuaron tocando en diversos escenarios del Norte de México.
No sería sino hasta 1996 que otro grupo, esta vez uno de hip-hop, firmaría un contrato con una compañía transnacional.
Hacían clara alusión a los paisanos mexicanos que cruzan el Río Bravo y son víctimas del racismo en Estados Unidos.