Autorretrato con un arpa

Tras dicha exposición, la obra fue vendida en 1905 a David H. King Jr., permaneciendo en su colección privada hasta que fue vendida en 1938 a Susan Dwight Bliss.

La obra representa a Rose-Adélaïde Ducreux, sujeto frecuente en sus trabajos artísticos.

Debido a que el oficio de pintor era inusual en mujeres además de percibido como una labor masculina, ésta no era una profesión ampliamente aceptada en la época.

Las mujeres solían emplearse a sí mismas como tema en sus obras, creando un personaje marcadamente femenino.

Mediante el empleo de su belleza, talento y encanto, Ducreux logró capturar los rasgos más valorados por la sociedad del momento en lo relativo a la mujer.