Fue así que a mediados de 1985, la Argentina conocía su nueva moneda en cadena nacional, iniciada con un discurso breve del presidente Alfonsín para luego darle paso al citado ministro.
El programa terminó en los hechos cuando hacia 1988, un rebrote inflacionario forzó a crear un nuevo plan económico (denominado Plan Primavera), que finalmente no lograría evitar el estallido hiperinflacionario que se daría al año siguiente, y terminaría con la renuncia de Alfonsín y en una transición adelantada al presidente electo Carlos Menem.
En ese mismo año, el austral se llegó a depreciar un 5000% anual con respecto al dólar.
El nuevo Ministro de Economía, Domingo Cavallo, generó entonces una devaluación que llevó la cotización a ₳10 000 por USD.
En el reverso se adoptó la imagen del Progreso, que había sido utilizada en los billetes de pesos moneda nacional.