Nacido en Córdoba, hijo de padre moro y madre cristiana, de familias ilustres por su linaje y riquezas; se casó con Santa Natalia.
Alrededor del año 850, el califa Adberramán II inició una persecución contra los cristianos desatada principalmente por las declaraciones de un presbítero de nombre Perfecto.
Así se comportaban Aurelio y su mujer Natalia, al igual que Félix y su mujer Liliosa, sus primos; hasta el día en que encuentran un cristiano, montado desnudo sobre un asno y con el rostro vuelto hacia la cola del animal.
A la vista de ese hombre (llamado Juan) que se deja flagelar y ridiculizar, Aurelio pensó: «He aquí un verdadero discípulo de Cristo, Aquel que nunca se avergonzó de su amor por mí, ni rehusó sufrir por salvarme».
Ganados por su ejemplo, Félix y Liliosa, así como un monje mendicante palestino llamado Jorge, se comprometen como ellos, hasta que un día todos ellos fueron detenidos, a consecuencia de una orden dictada por el juez de la zona, por los continuos informes que recibía de sus prácticas cristianas; fueron llevados a palacio ante el juez, encarcelados y torturados para hacerles cambiar de voto.