Durante la Segunda Guerra Mundial Peccei se involucró en el movimiento antifascista y la resistencia, donde fue miembro de las "Brigate Giustizia e Libertà" (Brigadas Justicia y Libertad).
Su lucha se prolongó hasta 1944, cuando fue detenido, encarcelado, torturado y llegó un paso de la ejecución, pero logrado resistir hasta la liberación.
En 1949 accedió a trasladarse a América Latina en representación de Fiat, que ya mantenía relaciones comerciales con América del Sur, que se interrumpieron, sin embargo, durante la guerra.
Se instaló en Argentina, donde vivió con su familia aproximadamente diez años.
Gracias a su ingenio se dio cuenta del gran potencial del lugar donde se encontraba y logró abrir una filial argentina de la Fiat, la Fiat Concord, que estaba a cargo de la producción de automóviles, tractores agrícolas, y locomotoras.