Según Gratry, debemos buscar la verdad con todas nuestras facultades – sentimiento, imaginación, amor, razón: saber cómo las cosas se conocen realmente en su relación con Dios, el hombre se valoriza sólo en su ascensión a Dios.
Podría decirse que esa concepción es tributaria de la doctrina agustiniana del alma.
La obra de Gratry si bien fue conocida en su entorno inmediato, es decir en la Iglesia y en la Universidad, pasó bastante desapercibida para las generaciones posteriores, tanto en la cultura europea en general como en Hispanoamérica.
Probablemente sus antecedentes como opositor al dogma de la infalibilidad papal hayan contribuido a debilitar su difusión entre los católicos.
Por otra parte, también haya sido ignorado por los intelectuales seculares debido a la impregnación fuertemente religiosa de su pensamiento.