Attalo

Posteriormente ingresó en Luxeuil que había sido fundado por San Columbano.

Cuando Columbano fue desterrado por el rey Teodorico II, Attalo le siguió.

Él, junto a sus monjes, sufrió los acosos del rey lombardo Arioaldo, hereje arriano.

Tuvo también San Attalo, por revelación divina, noticia de su próxima muerte.

Attalo fue enterrando en Bobbio junto al sepulcro de San Columbano.