En gran parte merced a la caída de Amberes como potencia comercial, Ámsterdam llegó a ser el puerto más grande del mundo con su propia flota, la cual desempeñó un papel importante en el comercio marítimo mundial.
Este crecimiento se manifestó especialmente en las áreas del comercio, las ciencias y las artes.
Del monasterio original finalmente sólo se conservó la capilla de santa Inés.
El concejo consideraba que los alumnos eran aún demasiado jóvenes con 13 años como para incorporarse a la agitada vida estudiantil en otra ciudad.
A estos dos eruditos se sumó en 1634 Martín Hortensius (1605-1639) como catedrático de matemáticas.
Especialmente este campo de la ciencia tuvo un apogeo merced a los anatomistas Nicolás Tulp y Federico Ruysch.
Por eso los profesores impartían sus clases cada vez más en aulas privadas o preparadas para la ocasión.