Ha ofrecido desde sus inicios actos literarios y artísticos de gran importancia.
El arte y la literatura merecieron en todo momento gran apoyo a un centro que ha hecho honor a su tradición y ocupa un sitio de preferencia entre los exponentes culturales salteños.
Más tarde se unieron al grupo los doctores Anselmo Dupont, Daniel Granada.
La idea era: establecer un centro de pensamiento y labor, donde se elaborara el porvenir mental del norte uruguayo.
Hubo apoyo de varias fiestas literarias efectuadas en el Teatro Larrañaga.
[5] El cónsul argentino Alfredo Ambrosoni consiguió un aporte de 3000 volúmenes, sillas, mesas, etc. para la Biblioteca.
También propuso como bibliotecaria a Felisa Lisasola, quién trabajó durante alrededor de veintiún años en esa tarea.
[3] La primera comisión estuvo integrada por el Dr. Manuel José Devincenzi como presidente, Eduardo D. Forteza como vicepresidente, Diego Martíenez como secretario, Camilo Williams como tesorero y Carlos Bica en calidad de secretario.
Otra comisión estuvo integrada por: Pigurina, Casimiro Silva, José A. Varela y Carlos Bilbao (esta comisión fue la que entregó el cargo de Bibliotecaria a Felisa Lisasola propuesta por Alfredo Ambrosoni.
La articulación entre la planta baja y el nivel superior se resuelve con la transformación de las pilastras geminadas de la planta baja a columnas geminadas en el primer piso.
El acceso al edificio se realiza a través de un vestíbulo que antecede a la lógica organización de la sala en donde dos escaleras simétricas posibilitan la conexión con la galería superior.
[7] El edificio fue decayendo paulatinamente hasta ser necesarias reparaciones que se realizan entre 1929 y 1930.
El arte y la literatura han merecido en todo momento el culto fervoroso de un centro que hecho honor a su tradición y al sitial que ocupa entre los exponentes culturales salteños.
[3] En 1912 el Ateneo realizó un certamen literario artístico e histórico muy importante para la República.