Se considera la presencia visible de Ahura Mazda y su Asha a través del epónimo Yazata.
En esta coyuntura, como en el Yasna Haptanghaiti (el Yasna de siete capítulos que interrumpe estructuralmente a los Gathas y es lingüísticamente tan antiguo como los mismos Gathas), atar sigue siendo –con sólo una excepción– un concepto abstracto, simplemente un instrumento, un medio, del Creador y aún no es la divinidad (yazata) del calor y la luz en la que se convertiría atar en los textos posteriores.
Sin embargo, entre todas las referencias a atar en los textos más antiguos, sólo se aborda una vez independientemente de Ahura Mazda.
La traducción/comentario Zend sobre este pasaje traduce "ardiente" como "tener azufre y azufre", y señala que la inocencia o culpa se estableció mediante el consumo de este "líquido que detecta la culpa".
Es en los textos posteriores donde Atar es personificado como "el hijo" de Ahura Mazda (denominación estándar, Yasna 25.7 et al.)
En esa posición, Adar ayuda a Asha Vahishta (avestan, persa medio: Ardvahisht ), la Amesha Spenta responsable de las luminarias.
En la cosmogonía zoroástrica, Adar se considera la séptima de las siete creaciones del universo material.
Además, Boyce sugiere que la adoración al fuego en el templo fue instituida en oposición a la adoración a la imagen/santuario y "no se han identificado ruinas reales de un templo del fuego anterior al período parto" (Boyce, 1975:454).XI.8.4.512).
El segundo fueron los atroshan, los "lugares de fuego ardiente", que, como señala Boyce (1997: cap.
3), se hicieron cada vez más frecuentes a medida que el movimiento iconoclasta ganaba apoyo.
Boyce, 1975:462), incluso durante la era sasánida (226–650 d. C.) no hay evidencia de que los incendios fueran categorizados según su santidad.
Si bien los incendios mismos tenían nombres especiales, las estructuras no, y se ha sugerido que "la naturaleza prosaica de los nombres persas medios ( kadag, man y xanag son todas palabras para una casa común) tal vez refleje un deseo por parte de quienes fomentaron el culto al templo [...] para mantenerlo lo más cercano posible al carácter del antiguo culto al fuego del hogar, y desalentar la elaboración" (Boyce, 2002:9).
En el posterior Yasht 13.94, se dice que el propio Zoroastro era un athravan, lo que en este contexto no podría ser una referencia a atar si aún no existiera un culto al fuego y su sacerdocio asociado en la época de Zoroastro.
(Boyce, 2002:17) En Vendidad 1, Adar lucha contra Aži Dahāka, el gran dragón del cielo.
En Shahnaméh de Ferdousí, Hoshang, el nieto del primer hombre Gayomard, descubre fuego en una roca.
[6] Atar es el nombre de un motor a reacción francés, desarrollado y producido por la empresa SNECMA.