Aun así no tardaría en volver la escuadra británica y bloquear Cádiz, diluyéndose el bloqueo completamente el 20 de diciembre.
[10] En un principio los resultados de las operaciones fueron positivos, pues Gran Bretaña se vio obligada, ante la superioridad numérica franco-española, a evacuar sus posiciones en el Mediterráneo, Córcega y la Isla de Elba,[11] tarea que fue llevada a cabo por la flota británica del Mediterráneo al mando del almirante John Jervis, que consistía en 15 navíos de línea frente a 38 franco-españoles.
[14] Un convoy mercante se les unió en aguas de Málaga, entrando en Cádiz poco después junto a los navíos Bahama, Neptuno y Terrible.
Córdoba siguió su ruta confiando plenamente en que Jervis contaba con apenas 10 navíos y no se molestó en tomar ninguna precaución defensiva.
[15] Sin embargo, Jervis había sido reforzado por 5 navíos al mando del contraalmirante William Parker.
Por otro lado, Nelson, en la Minerve, se escurrió entre los navíos españoles sin ser detectado y notificó a Jervis cuál era su localización.
[16] Córdoba ordenó formar una columna, pero parte de sus buques quedaron dispersos, a sotavento.
Nelson, por iniciativa propia, se dirigió hacia el grupo más pequeño en una acción que resultaría decisiva.
[3] Tampoco Jervis permaneció inactivo: habiendo reparado sus navíos y recibido refuerzos desde Gran Bretaña, zarpó de Lisboa el 31 de marzo y se dirigió a Cádiz, donde destacó varios buques para apresar cuanta embarcación española estuviese a la vista.
El almirante español se decantó por una defensa pasiva, confiando en que las numerosas baterías de costa protegerían su escuadra y la ciudad.
En esa ocasión disponía de tres bombarderas, la Thunder, la Terror y la Strombolo, que fueron juiciosamente emplazadas por el patrón del Ville-de-Paris, Bartholomew Jackson.
[8] Nelson sopesó la idea de realizar un nuevo bombardeo el día 8, pero vientos contrarios lo impidieron.
La flota británica creó durante algunos años lo que fue calificado de "ciudad movible frente a Cádiz".