[3] Dotada de una fuerte personalidad, desempeñó un papel destacado entre bastidores en la política cortesana iraní bajo el reinado de su hermano, ayudando a buen número de tecnócratas educados en Occidente a obtener cargos y prebendas, en particular puestos ministeriales.
Ashraf Pahlaví fue criticada como expresión de las peores características del gobierno de la dinastía, mientras que otros analistas afirman que tal valoración corresponde a una perspectiva misógina.
[4] La princesa afirmó en sus memorias: Desde la Revolución iraní, la princesa vivía en un palacio en Nueva York, concretamente en Beekman Place, inmueble que se puso a la venta en 2015.
Habitó también una mansión en París y una casa de campo en Juan-les-Pins, en la Costa Azul.
Hizo traducciones de numerosos libros del francés al persa.