Arturo Paoli

Su ministerio sacerdotal no se limita sólo a la esfera religiosa, y durante los años de la Segunda Guerra Mundial, le toca participar en la Resistencia Italiana.Tras la guerra, desempeña su ministerio en Lucca, hasta que, en 1949, es nombrado vice-asistente joven de la Acción Católica en la sede nacional en Roma.[3]​ Arturo haría sólo dos viajes en aquel navío, donde encontró Jean Saphores, un Pequeño Hermano de Jesús, que residía en Lima.Se trasladó a Fortín Olmos, en la Argentina, para vivir entre los leñadores (hacheros) que trabajaban para una empresa británica de la madera.Arturo organizó una cooperativa para ayudar los trabajadores a continuar viviendo en el lugar.[3]​ En 1974, durante las persecuciones contra integrantes de su Congregación en la Argentina, fue transferido a Venezuela.[4]​[5]​ En Venezuela, primero vivió en Monte Carmelo, enseguida, en la periferia de Caracas, donde produce diversos escritos como: Il presente non basta la nessuno y Il grido della tierra.[3]​ En 1983, se muda a Brasil, que vivía un proceso de redemocratización, para residir en San Leopoldo, Río Grande del Sur, donde desarrolló un trabajo pastoral con mujeres, inclusive con prostitutas.Entre los principales textos recogidos por volumen: Él escribe regularmente para la revista Rocca.