Puede nacer a un nivel bajo o alto; en este último caso, se entrecruza con el conducto colédoco y la arteria hepática, formando el triángulo de Calot.
Aproximadamente la mitad de las arterias císticas superficiales se ha demostrado que entran a través del triángulo hepatobiliar, mientras que las arterias císticas profundas son a menudo bastante pequeñas en longitud y diámetro.
Generalmente, esta fuente de origen anómalo es la arteria mesentérica superior o, más raramente, la aorta abdominal, produciendo lo que se ha descrito como una arteria hepática accesoria o sustituta, pasando a través del triángulo hepatobiliar y discurriendo posterior y paralelamente al conducto cístico.
Esta forma de la arteria cística no pasa a través del triángulo hepatobiliar; se ha hallado localizada anterior y posteriormente al conducto hepático común.
[2] En menos de un 1% de los pacientes, se encuentra una forma conocida como arteria cística recurrente; la arteria cística nace en la rama izquierda de la arteria hepática propia o arteria hepática izquierda, y pasa a través del ligamento colecistoduodenal o el ligamento colecistocólico (que conectan la vesícula biliar con el duodeno y el colon transverso respectivamente), sigue el borde derecho del ligamento hepatoduodenal, y conecta con el fondo de la vesícula biliar antes de descender para irrigar el cuerpo y el cuello.