Arte rupestre del Sahara

El arte rupestre del Sahara incluye pinturas y grabados de animales salvajes (elefantes, jirafas, rinocerontes, búfalos, etc.) y domesticados (vacas, ovejas, cabras, caballos y camellos), seres humanos, dibujos abstractos e inscripciones en lenguas tuareg.

Se encuentran en los lugares más inhóspitos y son un documento notable sobre la historia de los pueblos que poblaron esta región desde hace al menos doce mil años.

El explorador alemán Heinrich Barth cruzó el Sáhara desde Trípoli hasta Tombuctú en 1850, y encontró grabados similares en el Fezzan.

Tuvo que acabar la Primera Guerra Mundial para que un tercer explorador, esta vez el primer geólogo en profetizar la presencia de grandes recursos energéticos bajo las arenas del desierto, el francés Conrad Kilian, descubriera pinturas de jirafas en 1928.

Hace 10 000 años, el clima se volvió más húmedo y el Sahara adquirió el aspecto de una sabana arbolada, con bosques en las montañas, hasta que hace 5000 años empezó a desertizarse, en un proceso que duró hasta hace 3000 años, época en que quedó prácticamente deshabitado.

Pinturas rupestres en Tassili n'Ajjer
Petroglifos en Tadrart Acacus
Antílope en Tin Taghirt, en el Tassili n’Ajjer