El primer método consiste en ir manipulando el flujo de leche desde una jarra (conocido como latte art «vertido libre»).
El segundo consiste en dibujar diseños con un instrumento (conocido como etching), con plantillas, polvos y espuma de la leche.
El arte del latte es considerado por muchos consumidores de café el toque final, poniendo la guinda a un espresso exquisitamente preparado.
Debido a su presentación visual ante el consumidor y el aumento de la importancia que el arte del latte tiene en las cafeterías de todo el mundo, conviene que el gusto nunca se convierta en algo secundario ante el arte.
Ninguno de estos coloides son estables por lo que el arte del latte solamente dura un breve momento.