[4] Tiene su origen en una tradición romana, donde el Ejército rendía un homenaje a un general caído en batalla o por enfermedad.
[9][10] La procesión fúnebre inicia con los canónigos, precedidos por el señor arzobispo, con sus respectivos hábito coral, que se usan en las ceremonias fúnebres, el arzobispo con capa magna; los canónigos con sus capas negras, llevan la cauda negra larga de varios metros, desplegada en toda su extensión.
La cruz es colocada en el altar para dar inicio a la batida de la bandera.
De esta manera se acerca a los canónigos postrados sobre los cojines y bate la bandera sobre ellos.
Tras batir la bandera, el arzobispo da tres golpes en el piso, que significan los días que Jesús estuvo en su tumba, y los religiosos se levantan del suelo representando su resurrección y reviviendo el momento de la resurrección de Jesucristo.