Arnaldo de Brescia

Sus revolucionarias ideas provocan que el papa Inocencio II lo destierre de Italia en 1139.

Se establece en París junto con su maestro Abelardo y con él polemiza contra Bernardo de Claraval[1]​ sobre la Santísima Trinidad.

Arnaldo se refugia en Alemania[2]​ hasta que en 1143 se retracta de sus ideas y, mediante el apoyo del cardenal diácono Guido, logra su reingreso en la Iglesia al ser perdonado por el papa Eugenio III.

Arnaldo se une inmediatamente al movimiento comunal convirtiéndose en el director espiritual del mismo, lo que provoca que en 1148 sea nuevamente excomulgado por el papa Eugenio, a pesar de lo cual la república romana sigue apoyándole.

Ahorcado, sus restos fueron quemados en la hoguera y sus cenizas arrojadas al río Tíber para que sus partidarios no utilizaran su tumba como lugar de peregrinación.

Grabado representando la quema en la hoguera de Arnaldo de Brescia.