Armida (Haydn)

Sus óperas, aunque aún no han sido estudiadas en profundidad, ejercieron una gran influencia sobre los compositores contemporáneos, especialmente sobre Mozart: basta examinar a simple vista "La Vera Costanza" y sobre todo "La Fedeltà Premiata" y "Orlando Paladino" para reconocer la huella profunda que dejaron en la óperas del salzburguès.

La orquesta es la misma de las Sinfonías "Londres" con los vientos a 2 (sin trombones), cuerdas, continuo y una variada percusión).

La bíblica modestia que siempre le caracterizó le impidió ver con perspectiva su revolucionaria aportación al género lírico y valorar aquellos aspectos (pintura psicológica madura, orquestación, instinto sinfónico, energía y pulso dramático de sus grandes “finale”) en los que demostró un dominio superior a sus contemporáneos, incluyendo al mismísimo Mozart.

La obertura está en Sib Mayor, tonalidad que en esta obra simboliza el mundo sarraceno; es tripartita, incluye en la orquestación tambor y platillos, es muy interesante y difiere del tipo tradicional en el que solo se creaba un clima apropiado para comenzar la obra.

Destacan en esta aria los silencios, uno de los recursos expresivos haydnianos por excelencia, para Haydn el silencio podía tener tanta expresividad como el sonido, además de crear una expectación en pasajes dramáticos.

La bella aria la describe como una mujer aparentemente de buen corazón y algo voluble.

La voz solista dialoga con el fagot a lo largo del aria, sonoridad que le da un carácter dulce y seductor.

Es una gran pieza vocal en Sib Mayor, la tonalidad del reino "pagano" de Armida.

Es de amplia tesitura, contiene ágiles coloraturas y largas notas tenidas mientras la orquesta juega con motivos secundarios, el efecto resulta muy original.

Recitativo y aria de Clotarco (Sol mayor) con interesantes pasajes cromáticos sobre nota pedal sostenida.

Una rimbombante aria “Teco lo guida al campo” con trompetas y timbales define la nueva estrategia de Idreno, que intenta halagar a Rinaldo para conseguir sus fines: la derrota cristiana.

Intenta lograrlo adoptando un fingido lenguaje de cordialidad, recurriendo al Do Mayor cristiano y una excesiva pose  adulatoria.

Esta disyuntiva da lugar a dos magníficas escenas pre-románticas: la primera de ellas describe al atribulado Rinaldo deshaciéndose interiormente: se trata de un impresionante accompagnato ”Armida…Oh affanno!” y del aria “Cara, è vero “en Mi b Mayor que retrata la crisis por la que pasa Rinaldo hasta el más mínimo detalle.

Es una pieza magistral que nos trae a la cabeza las grandes escenas de las tragedias shakesperianas.

El primer accompagnato “Questa dunqu’è la selva” (en Mib Mayor, tonalidad de la magia) está envuelto en una textura sinfónica en la que la orquesta describe con todo lujo de detalles el bosque mágico donde se encuentra el “Mirto Sagrado” descrito bellisimamente por la orquesta y del que Armida extrae toda su magia y poder.

Zelmira canta una seductora aria “Torna pure al caro bene” en Sol Mayor (cerca de la órbita cristiana) con una exquisita línea vocal que nos recuerda una vez más el gran lirismo del autor.

En el accompagnato “Qual tumulto d’idee m’eccita in seno” Rinaldo recuerda su misión y se abalanza sobre el arbusto para cortarlo de raíz, instante en el que Armida, en un gran golpe de efecto teatral apoyado por unos acordes orquestales in crescendo, sale del propio árbol con un aspecto terrorífico y canta la sublime aria “Ah, non ferir, t’arresta”, en Sib Mayor, implorando piedad.

En este contexto comienza el quinteto final en la tonalidad cristiana de Do Mayor.

Los tres personajes paganos (Armida, Zelmira e Idreno) se enfrentan a los cruzados Rinaldo y Ubaldo.

2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 2 trompas, 2 trompetas, timbales, bombo, platillos, cuerdas, continuo y 6 solistas vocales.

La hechicera pagana Armida parece haber triunfado sobre los cruzados, pero teme que su conquista no esté completa sin ganarse el amor del caballero cristiano Rinaldo.

Zelmira no logra disuadir a Idreno de planear una emboscada para los cruzados.

Armida no puede obligarse a matarlo; Rinaldo golpea el árbol y la madera mágica se desvanece.

Guercino. Rinaldo ed Armida
Rinaldo e Armida by Francesco Hayez, 1812–1813.
Costume Rinaldo 2 - Eufemia Ekarth, Turin 1804.
Armida invocando la tormenta.
Costume Zelmira - Rosa Ferraguti, Turin 1804.
Costume Idreno - Vincenzo Gamberai, Turin 1804.
Costume Ubaldo - Francesco Fiorini, Turin 1804.
Bosque encantado de Armida.
El encuentro entre Rinaldo y Armida en el bosque encantado. Giacinto Gimignani.
Armida luchando contra los cristianos, Henri Antoine de Favanne.