González no sabía si consistía en una detención o un secuestro, le quitaron sus pertenencias (incluyendo su teléfono y su cédula de identidad), la encapucharon y empezaron a tanto golpearla como preguntarle quién «la financiaba».
En la habitación que permanecía aislada continuaba escuchando el himno nacional entonado por Chávez.
[1] Araminta González permaneció en el INOF por dos años y medio hasta que tuvo que ser internada en un centro psiquiátrico por depresión e intentos de suicidio, donde permaneció por ocho meses bajo vigilancia.
En noviembre de 2017 se le concedió libertad condicional, sin haber sido juzgada todavía.
Originalmente había sido acusada de «terrorismo» y durante su juicio no fue aceptada la evidencia presentada por su abogado.