Minerva, ofendida, entró en competencia con Aracne, pero, según cuenta Ovidio en Las metamorfosis, no pudo superarla.
Era famosa en Hipepa (Lidia), donde tenía su taller, por su extraordinaria habilidad para el tejido y el bordado.
[4] La diosa se enfadó, dio a la joven Aracne una oportunidad de redimirse.
La mortal se burló y propuso un concurso de tejido en el que pudiera demostrar su superioridad.
Atenea admitió que la destreza de la joven era perfecta, pero se enfadó mucho por la irrespetuosa elección del motivo.
Aracne, que advirtió su insensatez, quedó embargada por la vergüenza, huyó y acabó por ahorcarse.
Roció la soga con jugo de acónito, haciendo que esta se convirtiera en una telaraña y transformando a la propia Aracne en una araña.
Texto latino: Sin duram metues hiemem parcesque futuro contunsosque animos et res miserabere fractas, - 240 at suffire thymo cerasque recidere inanes quis dubitet?
Quo magis exhaustae fuerint, hoc acrius omnes incumbent generis lapsi sarcire ruinas complebuntque foros et floribus horrea texent.