Por ejemplo, el escuchar el ruido de un coche mientras dormimos, nos despertamos sobresaltados y en alerta.
Si este estímulo se repite, dejaremos de despertarnos ante el ruido del coche, ya que éste no posee relevancia de ningún tipo, y no aporta información importante para nuestra adaptación.
Experimentalmente se ha comprobado la existencia de la habituación en los animales, incluidos los seres humanos.
A este grupo de ratones se le presenta el tono varias veces al día durante una semana.
Habituación y sensibilización son procesos fundamentales en la adaptación de un organismo a su ambiente.