Apelicón (en griego antiguo Ἀπελλικῶν) fue un hombre adinerado y bibliófilo de Teos y más tarde ciudadano ateniense que vivió en el siglo I a. C..
Fue sorprendido por las huestes romanas comandadas por Orobio, y tuvo que escapar para salir con vida.
Apelicón rellenó las lagunas y realizó una edición nueva, aunque contenía defectos.
En 84 a. C. Lucio Cornelio Sila se apoderó de los libros y los llevó a Roma.
[2] Allí se entregaron los manuscritos al gramático Tiranion, que los copió.