No se ha conservado ningún grabado que sirviera de modelo al pintor para esta obra.
El hábito será blanco en honor de mi pureza, en el pecho llevará una cruz roja en recuerdo de mi Hijo y del Rey a que sirves.
Viste un holgado manto pardo-grisáceo de gruesos pliegues, dirige su rostro hacia la Virgen y tiene sus manos juntas en oración.
En la parte izquierda de la composición, la Virgen aparece de blanco y coronada como reina del Cielo, sentada sobre una nube luminosa que da luz a la escena y está acompañada por cuatro ángeles.
En la parte derecha, la columna sobre un pedestal es la misma que aparece en otras composiciones del pintor, mientras que el cielo oscuro —visto a través de la ventana— indica la nocturnidad del acontecimiento.