En cuanto a la aparición de Dios mismo no se puede citar más que un corto número de ejemplos y en la nueva ley, es Jesucristo, es principalmente su madre María, los que consienten en revelarse a los hombres para darles valor y consuelo.
Acerca de las apariciones, los griegos y los romanos se habían formado una teoría completa cuyos principios se han expuesto como sigue por Calmet: En cuanto al genio del mal, que en los tiempos modernos han llamado vulgarmente el diablo, en todos los pueblos, en todas épocas, y según las creencias de todas las religiones, se ha mostrado muy a menudo a los que ha querido seducir o asustar.
No toma solamente la cara de una mujer joven y bella sino la de un joven dulce, humilde, política, que hace al hombre bastante desgraciado para invocarle mil y mil promesas a las cuales no se resiste lo suficiente.
Agatinas refiere que muchos filósofos griegos, habiendo encontrado en las cercanías de Constantinopla un cadáver sin sepultura, le hicieron enterrar por sus esclavos.
Rehusó declarando que quería experimentar si esto era un crimen tan grande como se pretendía, el castigo condigno; murió en 1237.
Entre los modernos es necesario anunciar la aparición del diablo a Lutero, que pretendió razonar con este doctor sobre el sacrificio de la Misa.
Pero Lutero, advertido pronto por los razonamientos capciosos del espíritu maligno no tardó en convencerle y en echarle vergonzosamente.