[2] Los insectos tiene espiráculos en su exoesqueleto que permiten la entrada del aire a las tráqueas.Esta acción es coordinada por el sistema nervioso central, pero también responde a estímulos químicos locales.Después de pasar por los espiráculos, el aire entra en los troncos traqueales, que se subdividen repetidamente en tráqueas de menor diámetro hasta llegar a todas las partes del cuerpo.Cada tubo traqueal se desarrolla de una invaginación del ectodermo durante el estado embrionario.En ambientes secos este reservorio temporario de aire le permite al insecto ahorrar agua cerrando los espiráculos al cerrar los espiráculos durante períodos de alta evaporación.Durante una muda estos sacos se llenan de aire cuando el insecto sale del viejo exoesqueleto y así el nuevo exoesqueleto tiene mayor tamaño que permite el crecimiento de la larva en su nuevo estadio.[6] Sin embargo durante el Carbonífero existían insectos de gran tamaño como Meganeura, como también algunos arácnidos enormes.[2] El sistema traqueal no funciona bajo el agua, por lo tanto, los insectos acuáticos necesitan otros órganos respiratorios.Otros insectos acuáticos utilizan branquias que crecen de las tráqueas.Algunos insectos semiacuáticos atrapan una burbuja de aire cuando visitan la superficie del agua.Un conjunto de cerdas o setas hidrofóbicas muy densas que atrapan aire contra el cuerpo.