Antonio Sáez de Ybarra

Durante los dos meses que permanecieron encerrados, sufrieron además continuos vejámenes, burlas, y se constituyeron en espectáculo sádico para parte de la población.[1]​[fuente cuestionable][2]​[3]​ Solo tres días después de las muertes, llegaron las fuerzas franquistas conquistando la población y la provincia.Aunque detenidos en la localidad de Fuenteovejuna, Córdoba, los siete mártires franciscanos, entre ellos fray Antonio, no se pretendía por el comité local comunista su muerte, dados los vínculos históricos entre el convento y la población y el aprecio tradicional de que disfrutaban.Entonces fueron llevados a fusilar de dos en dos, excepto el llamado guardian del convento que fue dejado para el final.Se abrió un período de desmanes, donde podía ser detenido y muerto cualquiera que no tuviera un carnet sindical anterior al alzamiento.