Durante los 5 años en que permaneció en esta localidad desarrolló una encomiable labor como médico rural, y el Ayuntamiento solicitó para él la gran Cruz de Beneficencia «por su comportamiento altruista, celo y eficacia durante una epidemia de coqueluche».
El abundante material clínico y de necropsia que reunió le permitió escribir, en colaboración con el bacteriólogo Dr. Lamas, la obra «Infecciones de tipo gripal».
[10] Colaboró con diversas Unidades del Hospital Central de la Cruz Roja (San José y Santa Adela) siendo nombrado jefe del Servicio de Radiología y Oncología en 1934.
Allí desarrolló una teoría original sobre la significación médico legal de los cánceres relacionados con factores etiológicos propios del lugar de trabajo, estableciendo la dimensión del cáncer como enfermedad profesional.
[12] Catedrático y director de la Escuela de Medicina Legal, contribuyó a establecer el lugar clave que ocupa en la actualidad la Medicina forense en la investigación judicial.
[16] Por otra parte, elaboró numerosos informes, alcanzando gran celebridad como perito forense.
[18][19] El momento fue inmortalizado en una instantánea de Alfonso Sánchez Portela que aún hoy en día, por su fuerza plástica y significado, es una referencia visual clave en un hecho de gran alcance histórico.