Antonio Muñoz Vera
Su vinculación con el Cádiz se remonta a los años 80, donde formaba parte del Consejo de Administración cuyo presidente era Manuel Irigoyen Roldán.Muñoz empezó fuerte y dispuesto a no consentir insolencias para conseguir el regreso a Segunda División, y a tenor de pobres resultados, despide fulminantemente a cuatro jugadores de la plantilla, Zapatera, Rafa Bono, Pino y Ortíz, por bajo rendimiento, pero a pesar de ello no se conseguirá el ansiado ascenso ni en aquella temporada ni en las dos siguientes, y de hecho sólo en la 97/98 el equipo quedaría entre los cuatro primeros para jugar la liguilla de ascenso, con resultado negativo.[1] El equipo acaba aquella temporada duodécimo, rozando los puestos de Tercera División en buena parte del campeonato, la muestra más palpable que urge un cambio de manos en el club.Parecía estar todo cerrado cuando ADA vendió la titularidad del club a la sociedad Zalinde cuyo líder era el empresario jerezano Antonio Mendoza, pero éste no pudo hacerse cargo de los pagos comprometidos.En todo este tiempo hasta hoy, varios interesados en la compra del club han preguntado pero se han echado atrás por razones de los exagerados 3,5 millones que pide Muñoz, las enmarañadas deudas del club, puntos y cláusulas discutibles, pactos de silencio o el hecho que el equipo esté en 2ºB, con el consecuente riesgo de invertir y no recibir, como le ocurriera a ADA.Un mes después se anunció que el club entraba en Ley Concursal.El abogado Pascual Valiente defendió la demanda y en sus intervenciones puso en evidencia no sólo a un nervioso y titubeante Muñoz, al que acusó del perjuicio económico que le había hecho al Cádiz.La jueza coincidió en sus apreciaciones con Pascual Valiente comentando que, como quedaba demostrado, el Cádiz no tenía tal necesidad de dinero para su supervivencia porque, pese a no haber cobrado nada en un año, seguía funcionando y en competiciones oficiales.Un letrado italiano -del equipo del ‘experto’ en sociedades anónimas deportivas, Juan Tebas (contratado por el Cádiz, a través de Antonio Muñoz), defendió, con muchos titubeos, la tesis de Muñoz Vera.