En 1818 fue nombrado Joven de Lenguas en la embajada española en Constantinopla.
Allí aprendió turco e informó sobre la historia y relaciones diplomáticas del Imperio Otomano.
En 1827 tomó parte en las negociaciones entre España y el Imperio Otomano que permitieron la navegación española en el mar Negro.
En 1833 fue nombrado encargado de negocios y posteriormente ministro plenipotenciario (embajador) en el Imperio Otomano, hasta 1847.
En 1842 recomendó al gobierno español no intervenir en Siria tras la retirada egipcia por su inestabilidad y el interés franco-británico.