Se vivía bajo un régimen señorial, que controlaba no solo la vida económica sino la social de la isla, por lo que las oportunidades de desarrollo eran muy escasas y prácticamente la única salida era la emigración.
Su madre murió cuando él contaba con 16 años, lo cual le alentó a salir de La Gomera hacia Tenerife para continuar sus estudios.
Desde ese año se hizo miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, demostrando así que no solo le interesaba el mundo religioso sino también la Ilustración, algo que le preocuparía toda la vida.
En su aventura americana hizo amistad con personajes como Benjamín Franklin o George Washington, los cuales invitaron a Ruiz de Padrón a las tertulias que se celebraban en casa de Franklin.
Se valía del diezmo que ellos mismos pagaban para ayudarles a mejorar infraestructuras agrícolas, regenerando la actividad rural.
Este discurso no llegó a leerse, aunque se imprimió al año siguiente en Madrid.
Nunca regresó a La Gomera, pero siempre se sintió preocupado por el devenir de la isla.
La correspondencia que mantenía con su hermana manifiesta interés en el devenir de La Gomera.