En el gran taller de este último se formó como pintor y estuquista.
Gherardi trabajó en diversos lugares del estado papal, como su patria, Rieti, Gubbio o la misma Roma.
Aunque sus obras en este campo no son muy numerosas, Gherardi muestra una gran inventiva como arquitecto.
Basándose en ideas de Cortona, Francesco Borromini o Gian Lorenzo Bernini, encontró su propio camino artístico.
Antonio Gherardi murió en Roma en 1702, siendo enterrado en la basílica de Santa Maria sopra Minerva.