Antonio Caballero y Fernández de Rodas

Uno de los primeros frentes en los que interviene es la Primera Guerra Carlista, donde ya despertó el interés de sus superiores.

En 1854 formó parte de la Vicalvarada y se distinguió por pertenecer a la Unión Liberal.

Tras intervenir en la guerra de Marruecos vuelve a Madrid y tiene una pelea con Nicolás María Rivero que terminaría en duelo.

Acabó siendo exiliado a las islas Canarias, donde también enviaron al general Francisco Serrano, entre otros.

Viajó a Cuba junto con el nuevo intendente, José Emilio de Santos, con el mandato de pacificar la isla y acabar con la corrupción en la administración pero solo tardó un año en regresar a España.