Uno de los primeros frentes en los que interviene es la Primera Guerra Carlista, donde ya despertó el interés de sus superiores.
En 1854 formó parte de la Vicalvarada y se distinguió por pertenecer a la Unión Liberal.
Tras intervenir en la guerra de Marruecos vuelve a Madrid y tiene una pelea con Nicolás María Rivero que terminaría en duelo.
Acabó siendo exiliado a las islas Canarias, donde también enviaron al general Francisco Serrano, entre otros.
Viajó a Cuba junto con el nuevo intendente, José Emilio de Santos, con el mandato de pacificar la isla y acabar con la corrupción en la administración pero solo tardó un año en regresar a España.