Cada tipo de ganado tenía un edificio propio preparado para dar muerte al animal.
[4] Durante la riada del Tamarguillo de 1961 muchas personas recibieron cobijo entre sus muros.
En 1997 las lluvias, tras años de sequía, produjeron inundaciones en sus sótanos, produciéndose la degradación del matadero.
Debe su nombre al compositor sevillano del Renacimiento Francisco Guerrero.
A él asisten personas de distintas edades para dar clases.